Hoy quiero compartir con ustedes una bonita experiencia de vida que influyó muchísimo para que me decidiera a escribir. Está relacionada con mi adolescencia y las clases de lenguaje, con los exámenes y los libros; más especialmente con un escritor: Ray Bradbury.
Ray Bradbury fue el autor que se internó en mi mente con mayor fuerza, especialmente con su obra “El ruido de un trueno”. Anteriormente ya había leído “Crónicas marcianas”, pero como lo había hecho para un examen en el que sentí que tuve muy poco tiempo para digerirlo y asimilarlo, no captó mi atención. El ruido de un trueno también lo leí en un examen, pero este me llegó de forma muy extraña. Aunque debía responder cuatro preguntas que en estos momentos no recuerdo, en ese entonces me sirvieron para poder desentrañar el sabor exquisito de este relato.
Cuando inicia da la impresión de que no será muy divertido, sobre todo con ese toque de política del principio cuando nuestro protagonista habla con el señor del mesón sobre las pasadas elecciones; sin embargo, a medida que se va avanzando y se comienza a sentir el nerviosismo apoderarse de Eckels poco a poco, a pesar de que en primera instancia se muestra muy decidido, el texto toma vida.
Este escritor nos ayuda a vivir esa experiencia. Cuando lo leí me vi allí en la máquina del tiempo, y luego en la pasarela caminando por entre los árboles prehistóricos a la espera de que aparezca aquella bestia imponente, el lagarto del trueno, como lo llaman en el relato. Sin duda, con esa facilidad para meternos en la piel del protagonista y las descripciones sencillas y sin demasiadas vueltas, Bradbury fue el puntapié para internarme en este hermoso camino de cuentos y novelas del cual no puedo salir; pese a que darse a conocer publicando es difícil si no eres reconocido o si no tienes el dinero suficiente para pagarte la edición. Pero el hecho de que una o dos personas te den su opinión te sirve para considerarte pagado, y si a eso se añade que no solo lo leyeron, sino también les gustó, te sirve como impulso para continuar luchando.
Lo que más me deja pensando, aún hoy, es que este escrito es de ciencia ficción, un género que a la fecha sigue sin enamorarme demasiado. Me imagino que ayudó mucho el que la historia trate de dinosaurios, por lo que me envolvió muy rápido puesto que amo esos animales extintos desde niño; y si a eso le añadimos que me sentí cautivado con la película Parque Jurásico años atrás y con el videojuego Dinocrisis que, obviamente no tienen mucho que ver con el relato de Bradbury, pero tal vez contribuyeron en cierto modo para que me atrapara de sopetón.
Pasando a hablar directamente del texto, está ambientado en el año 2055. Ya se ha inventado la máquina del tiempo y una empresa tiene una franquicia para organizar safaris al pasado y así poder disparar contra un tiranosaurio rex. No obstante lo cautivante es que se puede ver como un simple detalle puede cambiar toda una historia. Si no han leído este texto los invito a acompañar a Eckels en el mayor de los retos junto a Travis, el jefe del safari, y Lesperance, su asistente; además de dos cazadores: Billings y Kramer. Es una aventura maravillosa que les podría fascinar tanto como a mí.
Si les pareció interesante esta entrada y quieren comentar sobre ella, no duden en escribirme a: montenegros.luis@gmail.com, y con gusto les responderé. Es un verdadero agrado poder compartir con ustedes este tipo de vivencias que han sido tan importantes para mí. Sin nada más que decir, me despido por ahora, muchas gracias por leerme.
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