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  • Foto del escritorLuis Montenegro

Sobre el Extraño

Actualizado: 7 mar 2019

Hoy voy a hablarles del segundo texto que me impulsó a escribir. Se titula "El extraño", de H. P. Lovecraft. Se trata de un cuento fantástico en donde el autor se adentra en la piel de un extraño ser, una criatura de aspecto humano pero más bien monstruoso.


La forma que el autor tiene de plantear las sensaciones y emociones de esta criatura me cautivó tanto que en ese mismo momento quise intentar plasmar lo mismo en un relato. A medida que avanzaba en las líneas y me dejaba arrastrar por sus descripciones me daba cuenta de que se asemejaba demasiado a dibujar, solo que en este campo no se trazaban los aspectos del entorno con el lápiz y colores, sino con palabras certeras que fuesen definiendo lo que Lovecraft quería que visualizáramos en la mente.


El texto estaba en un examen, para ser más específico, en el mismo donde me encontré con "El ruido de un trueno” del que hablé en una entrada anterior. Pero cuando regresé al internado donde me estuve quedando ese año, seguí pensando en la maravillosa capacidad de ese escritor para atrapar al lector con sus palabras.


Durante la semana no hubo un día en el cual no tuviera sueños con dicho relato, horrendas escenas en donde acompañaba al ser en su agotador ascenso por el interior de la torre, o bien en donde yo era el ser que buscaba con mis dedos fríos huecos en el muro para continuar escalando.


Para mi desgracia el texto estaba impreso en papel, y como la vista no me daba la posibilidad de leerlo por mi cuenta, una profesora del proyecto de integración (así se llama al proyecto en el que ayudan a niños con alguna discapacidad a estudiar en colegios “normales”) me lo leyó en ese día; Sin embargo, mi mente no descansaba: quería más, aunque fuera repetir el mismo texto una y otra vez.


Los medios de mis padres no eran suficientes para poder tener una computadora portátil a fin de estudiar, menos aún para leer por mi cuenta. Por esto mismo es que averigüé como se escribía correctamente el nombre de este genio y, sirviéndome de los equipos de la sala de computación del internado, pude satisfacer mi sed de lectura adentrándome un par de veces más en las carnes de este monstruoso ser que anhelaba conocer lo que había en el exterior, y llegar a encontrarse con otras personas.


Movido por las ansias incontrolables de expresar eso mismo que Lovecraft entregaba, regresé a dibujar una vez más. Una de mis profesoras me recomendó un plumón delgado para poder tomar apuntes, y ese mismo plumón era mi esperanza para volver a dibujar. Lo intenté muchas veces. Los seres que plasmaba quedaban tal cual los visualizaba en mi cabeza, no obstante no cumplían con mi ambición: generar la sensación de que esos seres vivían y existían. Tenía que haber algo más, algún punto que no estaba tomando en cuenta.


Continué indagando cómo mejorar al tiempo que leía un par de veces más el mismo relato que se había vuelto casi una obsesión, pero seguía sin conseguir el dibujo que deseaba.


Hasta que un día me levanté con un impulso extraño que me empujaba a escribir, un impulso único que aún me sigue alentando, al cual llamo toque divino. Este impulso misterioso consiste en una idea clara y vívida en mi cabeza, es casi una visión que se apodera de mi mente con toda libertad, y no me deja tranquilo hasta que la plasmo en un papel. Ya podré explayarme más hablándoles de esta extraña situación en una entrada futura.


Ese día no pude prestarle atención a ninguna de las clases. Mi mente giraba alrededor de esta idea que titilaba en mi cabeza, y al llegar a la hora de almuerzo no lo soporté más.Tomé un cuaderno junto con mi amado plumón y me aislé en la sala de integración. Todos estaban almorzando, se trataba del instante perfecto para liberar eso que me atenazaba la cabeza con fuerza.


Entonces dejé de lado la realidad por unos minutos y mi mano, guiada por este impulso, comenzó a narrar mi primer acercamiento a un relato.


Cuando terminé de escribir me sentí un poco mal, pues mi escrito era horrible gramaticalmente hablando; pero la esencia se encontraba allí, viva. Narraba el despertar de un sujeto que se encontraba mojado que tenía un puñal ensangrentado en el bolsillo. Nada más, sin embargo, eso bastó para darme cuenta de que al igual que Lovecraft, conseguía atrapar las sensaciones y emociones entre las líneas.

Después de este encuentro con la esencia de un relato no conseguí escribir más. Mis ideas se encontraban bloqueadas, y recién se vendrían a desbloquear y aclarar casi seis meses después, cuando me aventuré a escribir esto en braille en un cartón. El primer borrador de este relato inspirado en El extraño de Howard Philips Lovecraft lo terminé a principio del año 2008, a oscuras en el comedor de la casa de mis abuelos en el campo y lo titulé "Lunes por la mañana"; no es un texto tan bueno como otros que vinieron a futuro, pero le guardo un cariño especial por ser el puntapié para iniciar con todo esto. En algún momento pondré dicho relato a disposición de todos ustedes.


Los invito a que prueben alguno de Se podrían llevar alguna grata sorpresa. Y si así lo desean, también pueden escribirme contándome alguna experiencia que los haya marcado con algún relato o libro.


Por último, lo de siempre. Si les pareció interesante esta entrada y quieren comentarme algo sobre ella, no duden en escribirme a: montenegros.luis@gmail.com, y con gusto les responderé. Es un verdadero agrado poder compartir con ustedes este tipo de vivencias que han sido tan importantes para mí. Sin nada más que decir, me despido por ahora, muchas gracias por leerme.



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